Afrontar la muerte de un ser querido es uno de los momentos más duros en la vida al que se enfrenta el ser humano.
En nuestra funeraria de Valencia, convivimos cada día con personas que pasan por estos momentos tan duros y por eso sabemos que cada persona reacciona de una manera distinta, en función de su propia percepción personal y de los mecanismos de los que disponga para enfrentarse a un momento tan complicado.
Por tanto, no podemos aventurarnos sobre la forma en que cada persona reaccionará ante una pérdida de este tipo, un hecho que nos marca para siempre.
Tampoco se pueden establecer plazos para la duración del duelo, ya que dependerá de cómo lo viva cada persona y su capacidad para enfrentarse y superar el mismo.
Se estima que el duelo puede durar desde unos meses hasta incluso un año, pero, como comentábamos, no podemos presuponer lo que durará para cada persona.
Cuando se habla de enfrentarse a la pérdida de un ser querido se mencionan mucho las llamadas fases del duelo.
Las 5 etapas del duelo ayudan a comprender las fases por las que muchas personas pasan cuando afrontan la pérdida de un ser querido, aunque no todo el mundo pasa por todas las fases, ni la duración de estas es la misma.
Fase de negación
Se trata de la primera reacción de muchas personas. Se entiende como un mecanismo de nuestro cuerpo para graduar la intensidad del primer impacto emocional y ayudar a que este primer impacto no sea tan brusco, pudiéndonos habituar más lentamente a la nueva situación y poder afrontarla mejor.
Fase de la ira
Enfrentarse a la cruda realidad y a una situación inevitable que no podemos revertir puede producir en nosotros un conflicto que se refleja en estados de ira o enfado. La muerte es irreversible y no podemos evitarla. Ser conscientes de este hecho puede provocar que enfoquemos nuestra ira sobre personas que nos rodean, sin que sean culpables de la situación.
Etapa de negociación
Esta etapa puede suceder de forma previa al fallecimiento o posteriormente. En ella fantaseamos acerca de lo que se podría hacer o lo que se podría haber hecho para evitar el fatal desenlace. Nuestra forma de esquivar el dolor nos hace creer que se podría haber hecho algo e imaginar situaciones alternativas en las que la muerte no esté presente.
Etapa de depresión
De vuelta a la realidad, no solo debemos enfrentarnos al vacío que va a dejar la persona ausente y la forma en que nuestra vida va a cambiar asimilando dicha ausencia, sino que se plantean todo tipo de crisis existenciales relacionadas con la inevitabilidad de la muerte.
Pensar en cómo va a ser nuestro futuro, marcado por esta ausencia, nos produce una sensación similar a la depresión (pero sin ser lo mismo que la depresión como trastorno mental). Esto nos provocará sensaciones de tristeza, desazón y físicamente nos producirá mucho cansancio.
Etapa de aceptación
Poco a poco, la tristeza y el duelo irán dejando paso a un estado en el que aún nos encontraremos cansados pero nuestras emociones negativas dejarán de ser intensas.
La etapa de la aceptación se abre paso poco a poco y cada día nos encontraremos un poco mejor. Desde la aceptación de la muerte de nuestro ser querido, comenzaremos a vivir nuestra nueva realidad y a atesorar nuevas experiencias. Poco a poco recuperaremos momentos de paz y felicidad.
Es muy difícil tratar de racionalizar nuestros pensamientos y sensaciones cuando nos enfrentamos a la pérdida de una persona muy importante en nuestra vida. En estas situaciones los sentimientos se anteponen al pensamiento, y en cierta forma, nos aliviará dejarlos fluir y asumirlos y aceptarlos como algo natural, por lo que debemos pasar las distintas fases por las que transitaremos durante el duelo. Tampoco debemos tener unas ideas preconcebidas. Como decíamos, cada persona reacciona y se enfrenta al duelo de forma diferente.
Debemos tener presente que es un proceso normal por el que desgraciadamente en algunas etapas de nuestra vida deberemos pasar, pero tenemos que pensar que se trata de procesos normales, que debemos vivir, y que dejarán paso a un dolor cada vez menos punzante. El dolor, que de alguna forma siempre permanecerá ahí, será superado por el recuerdo de los buenos momentos y de nuevos recuerdos que atesoraremos en el futuro.
En con ese convencimiento en que lo peor del duelo pasará, cómo debemos enfrentarnos a este proceso natural.
En cualquiera de los casos, recordemos que no hay normas fijas, ni plazos fijos, ni formas correctas para pasar un duelo. Es un proceso personal que cada uno debemos sobrellevar de la mejor forma que podamos.
Si creemos que esta situación nos supera o nos sentimos incapaces de retomar nuestra vida con normalidad transcurrido un tiempo, siempre podemos recurrir a la ayuda de profesionales que pueden prestarnos su apoyo para superar esta situación. Muchos psicólogos y terapeutas están habituados a ayudar a muchas personas en esta misma situación. No debemos tener miedo de asumir que necesitamos ayuda y debemos tener la valentía de pedirla.